Entrevista por su 25 aniversario en Òptica Balear Inca

Has cumplido 25 años en Òptica Balear, ¿cómo has vivido la evolución del negocio en todos estos años y cuáles son los principales cambios que se han producido?

Durante estos 25 años en Inca el mundo de las ópticas ha cambiado mucho. Cuando empecé a trabajar sólo había tres ópticas, actualmente hay ocho.

La evolución del negocio también ha ido cambiando. Antes no había programas informáticos y todo costaba más de realizar, pero pasamos del fichero de pacientes manual al ordenador y esto nos permitió tener un acceso más rápido y fácil a cada cliente.

En la zona de la tienda relacionada con el gabinete y el taller hemos mejorado bastante, sobre todo con las nuevas tecnologías adquiridas en los últimos años. Destacando las nuevas biseladoras con las que podemos hacer cualquier tipo de montaje de cristales. En la zona del gabinete cabe destacar la adquisición del nuevo retinógrafo que permite dar al paciente mucha más profesionalidad.

Otro de los principales cambios es la remodelación de la óptica, que ha adquirido un aspecto mucho más moderno y bonito con las diferentes reformas que se han realizado últimamente.

En cuanto a al aspecto comercial, la llegada de internet ha facilitado muchas cosas relacionadas con el trabajo pero también ha provocado que la gente tenga más información y que determinados productos puedan adquirirse a distancia a precios que perjudican el negocio.

Aún así, a pesar de los años seguimos disfrutando de atenderles cara a cara en Óptica Balear Inca.

¿Cuál ha sido tu mejor recuerdo, vivencia o anécdota en todos estos años?

25 años son muchos años para recordar experiencias y anécdotas vívidas. Cuando empecé a trabajar en Òptica Balear éramos un equipo de profesionales muy amplio, pero en Inca estábamos solo mi compañero de trabajo y yo y nunca ha habido ningún problema de compañerismo. Antiguamente éramos más ópticos en plantilla y me acuerdo que una tarde dos de ellos se equivocaron de óptica y coincidimos trabajando tres a la vez en el mismo establecimiento.

También tengo muy buenos recuerdos con los compañeros de trabajo con los que he ido coincidiendo en reuniones, cambios de centro, viajes… Además, tengo muchas anécdotas con pacientes de la óptica. Recuerdo sobretodo clientes muy satisfechos por los consejos que les das, estándote muy agradecidos. Por ejemplo, cuando aconsejas a alguien que acuda al oftalmólogo para tratar su problema visual y vienen después a agradecerte tu recomendación porque se encuentran mucho mejor. O también muchos pacientes que regresan con pequeños detalles para agradecer cómo te has portado con ellos.

Al margen de muchísimas cosas buenas que me han sucedido durante estos 25 años, agradezco la confianza depositada en mí por parte de la empresa, y el gran respeto de mis compañeros de trabajo.

¿Cuáles son los productos más demandados hoy en día en la óptica de Inca?

Hoy en día en Òptica Balear Inca los productos más demandados son, principalmente, las monturas con lentes oftalmológicas monofocales y progresivas, debido a la gran cantidad de personas que precisa dichas lentes como consecuencia del envejecimiento de la población y por el uso de las nuevas tecnologías como es el caso de móviles, tablets, ordenadores y otros dispositivos electrónicos.

Otros productos que también generan mucha demanda son las lentes de contacto, sobre todo las desechables diarias o mensuales, así como las gafas de sol que son un complemento necesario y para algunos primordial durante todo el año, ya no solo en la época de verano donde la sobre exposición solar es la protagonista, sino en el resto de estaciones en las que también debemos protegernos de los rayos UV.

Tenemos entendido que tu marido diseña y sufraga los „capgrossos“ de Caimari, ¿qué nos puedes contar de esto y de dónde le surge esa pasión?

Durante todos los años que lleva viviendo conmigo en mi pueblo, Sa Pobla, ha visto y ha sentido la fiesta que se hace en torno a los “caparrots“ y „els dimonis” con motivo de la celebración de Sant Antoni.

Siempre ha admirado el sentimiento y la emoción que siente el pueblo durante la festividad y a raíz de eso, pensó: „¿Y si mis amigos y yo inventamos unos „caparrots“ para Caimari (su pueblo natal)?

Así pues, inspirándose en las tradiciones típicas de Caimari, propuso en crear “el dimoni i els caparrots carboners” en honor al antiguo oficio de carbonero, ya extinguido, realizado por quienes trabajaban fabricando el carbón vegetal.

Para la creación de los “caparrots” de Caimari se han basado en imágenes tradicionales de vecinos de su propio pueblo.