Sabiendo, por estadísticas, que la miopía va incrementando día a día por el uso de dispositivos electrónicos tanto o más en niños que en adultos, y ante la dificultad de concienciar a la población de todos los problemas que pueden ir asociados a tal uso, los laboratorios de lentes de contacto dan alternativas para paliar este problema.
Además de las lentes de contacto de uso convencional, están aquellas que ralentizan la miopía, especialmente indicadas en niños de entre 3 y 18 años y miopías progresivas. Son de uso diario para evitar posibles infecciones con la manipulación, no necesitan mantenimiento y lo más destacable es lo que las diferencia de las convencionales. Tienen una zona central con la graduación que el niño necesita en visión de lejos y toda la periferia está disminuida en 0.50 dioptrías para que el pequeño no se acostumbre a esta graduación en visión próxima y no demande más para ver de lejos. Estas lentes son de tratamiento y requiere el uso de 10 horas diarias durante 6 días a la semana.
También es importante destacar la importancia de hacerles responsables de su uso siguiendo las pautas indicadas por el adaptador y, en el caso de niños de muy corta edad, que sean los padres quienes se responsabilicen de su gestión.
Cabe considerar aquellos casos de niños que practican algún deporte para los cuales el uso de gafas puede resultar peligroso, por lo que pueden hacer uso de las lentillas desechables diarias convencionales, que no requieren seguir un tratamiento.