Según los usuarios asiduos a las pantallas de monitores, su uso prolongado, produce fatiga visual e incluso cambios refractivos (graduación).

Con el Covid-19 el incremento del trabajo telemático en adultos y las clases on-line en escolares y/o universitarios, han potenciado el uso de dispositivos al igual que las molestias visuales.

La pantalla del ordenador al igual que tablets, smartphones, televisión… proyectan luz azul, una de las principales causas de fatiga visual.

Saber que nuestros ojos no están preparados para un esfuerzo muscular excesivo, como supone la visión de cerca, durante un largo periodo de tiempo ni tampoco a la exposición de la luz azul.

Los problemas asociados a la fatiga son: enrojecimiento, arenilla-quemazón, fotofobia, cefaleas, mareos, dolor cervical, presbicia o vista cansada prematura, ojos llorosos y sequedad ocular (especialmente en usuarios de lentes de contacto). A su vez la exposición a la luz puede acelerar el proceso de la catarata y degeneración macular.

Sabiendo la causa del problema siempre es más fácil afrontarlo, de ahí la importancia de protegerse de la luz azul con un filtro adecuado en la lente graduada o neutra en el caso de no ser usuario de gafas al igual que el paciente de lentes de contacto. Otras pautas a seguir serían: acudir periódicamente a revisión, hacer pausas de vez en cuando para que el ojo descanse, ajustar la resolución y el contraste del monitor, evitar deslumbramientos/ reflejos, parpadear con regularidad para evitar la sequedad ocular y si fuera necesario usar gotas humectantes.