El óptico-optometrista es el profesional sanitario de atención primaria (no médico) que se encarga de que nuestro sistema visual funcione correctamente.

Es el que previene, detecta y soluciona problemas visuales. Su objetivo final es conseguir el máximo rendimiento visual con el mínimo esfuerzo visual. Realiza un examen refractivo, tanto objetivo como subjetivo, de los ojos, y a continuación prescribe lentes.

El óptico maneja instrumentos ópticos que le sirven para medir las dioptrías en la miopía, hipermetropía y astigmatismo y valorar la disfunción visual.

Trata problemas visuales como pueden ser estrabismo, ambliopía y baja visión. Cuando ha medido las dioptrías, monta las lentes oftalmológicas en las gafas, aconsejando el tipo de lente idónea para la necesidad del paciente (visión lejana, intermedia o cerca).

Cuando el óptico no detecta ninguna dioptría en el paciente, puede aconsejar sobre el diseño de nuestro lugar de trabajo para que así esté más cuidado nuestro sistema visual en temas de iluminación, uso de pantallas, distancias y posición de nuestro cuerpo. Nos dará consejos para evitar el síndrome de fatiga visual y otros problemas que se dan con frecuencia, ayudando a optimizar nuestro rendimiento visual, sin que se produzcan esfuerzos ni daños a largo plazo.

También protege y cuida la visión de los deportistas, aconsejando sobre el uso de gafas de sol y filtros UV cuando se realizan otras actividades como caza, pesca, montañismo o sky. Al mismo tiempo, realiza entrenamiento visual para la conservación o la mejora de la visión.

También puede detectar patologías del ojo, aunque no sea médico, como el desprendimiento de retina, glaucoma, cataratas y otras enfermedades. En ese caso es cuando remite al paciente a un oftalmólogo para la confirmación y tratamiento de su dolencia.